Tremendo drama es el que está viviendo Inés Navarro Reyes luego de que su cuenta en Instagram le fuera hackeada, para robarse sus contactos y pedirles dinero, de una manera ilícita. 

En diálogo con Zona Cero, la joven mujer afectada aseguró que fue sorprendida cuando, en medio de un santo rosario que veía, recibió mensajes en el celular donde le notificaban que su cuenta en Instagram había sido abierta desde otro dispositivo móvil. Situación que se presentó en cuatro ocasiones.

Inés Navarro le dio “aceptar” para confirmar que en el de ella estaba su cuenta original, para descartar la otra sospechosa situación.

Ante la inesperada situación se dio a la tarea de revisar su cuenta en Instagram, con la sorpresa de que estaba bloqueada.

Como pudo, comenzó a rastrear su cuenta hasta llevarse una segunda sorpresa: su cuenta en Instagram había sido cambiada con el mismo nombre pero con dos caracteres adicionales “l y o”.

Aún así, Inés Navarro logró recuperar su cuenta y cuando procedía a protegerla le apareció una nueva sorpresa: desde un correo electrónico le estaban robando los datos de su cuenta. Ante ello  realizó las acciones conducentes para proteger sus cuentas y datos.

Pero no todo acabó en ese momento, como ella lo pensaba.

Al día siguiente fue alertada por un amigo en el sentido de que desde una fuente de Whatsapp estaban enviando mensajes a través de una cuenta en la que aparecía ella y su hijo de 8 años utilizados como perfil, mediante la cual solicitaba el apoyo económico de sus amigos porque se le había presentado una situación grave, ya que un primo suyo se había accidentado en la ciudad de Santa Marta.

Concretamente le manifestaron a sus contactos, utilizando su nombre, que requería $250 mil para solucionar el problema de su primo y que ella devolvería $280 mil en compensación por el favor.

No obstante, uno de sus amigos sospechó de la situación y la alertó.

Tras ello, se dio cuenta que la estaban hackeando y alertó a todos sus contactos, a través de Facebook, Instagram y Whatsapp, para que no cayeran en la trampa.

En esencia, “le pedía” a sus contactos que consignaran sus ayudas a una cuenta del Banco de Colombia, con un número de cédula que terminó correspondiendo a una persona natural de Floridablanca (Santander).

Frente a ello interpuso la denuncia penal correspondiente y generó listados de difusión para prevenir a sus contactos sobre lo que estaba ocurriendo.

“Estos mensajes no solo lo hicieron con amigos sino también que tengo agregadas, que no conozco”, manifestó.

La situación se le viene presentando desde el 15 de junio y cada vez con nuevos episodios, incluyendo amenazas de quienes de manera delictiva la tomaron como víctima.

Luego de establecer lo que estaba sucediendo, requirió a los delincuentes cibernéticos sobre el hecho y en respuesta recibió emoticones para indicarle que “se calle”, “guarde silencio”.

En todo caso, ya el tema está en manos de las autoridades competentes para dar con el paradero de los delincuentes, que, curiosamente, utilizan acento venezolano para sus fechorías.